Pincha AQUÍ para ACCEDER a la entrevista en EL LIBRE.
Carlos Sánchez: «Bendodo ha mentido, porque las convocatorias de empleo exprés jamás se negociaron en ninguna mesa sectorial»
-¿Qué opinión le merece la creación de la Agencia Digital de Andalucía?
-No sabemos nada sobre la creación de esa agencia, solo lo que pusieron en la nota de prensa. Hemos pedido información a Función Pública, que dice que tampoco sabe absolutamente nada. En vez de reducir chiringuitos, hacen otro. Ellos venden que va a ser a coste cero, pero el coste cero no existe en la Administración. Tendrá que tener un gerente… ¿Qué tipo de agencia va a ser, de tipo administrativo, de régimen especial o público-empresarial? Me imagino que será administrativa con personal laboral o funcionario de la Junta. Esperemos que sea así. La Junta se ha cargado el cuerpo de informática, porque lo ha externalizado todo. Estamos esperando una respuesta, porque esto va a suponer una modificación de toda la Relación de Puestos de Trabajo. Estamos toda la vida modificando la RPT y así nos vuelven locos. Nunca piensan en el funcionario.-Ustedes denunciaron las convocatorias exprés y la Fiscalía admitió el caso a trámite. ¿Cómo cree que acabará ese supuesto fraude?
-El consejero de la Presidencia, Elías Bendodo, ha mentido, porque las convocatorias de empleo exprés jamás se negociaron en ninguna mesa sectorial. Si se hubiera negociado la forma de selección (elegir a la gente por orden de llegada de los correos electrónicos durante solo 24 horas), los cinco sindicatos habríamos votado en contra. Lo que se negoció fue una resolución por la que se iba a articular una forma más ágil de seleccionar al personal. Muy bien. Y nosotros la tenemos recurrida. Pero jamás se puso sobre la mesa que se iba a seleccionar al personal para ser funcionario interino por la velocidad a la que mandas el correo. Bendodo ha mentido, sigue mintiendo y quiero que quede muy claro, porque parece que le está echando la responsabilidad a los sindicatos. Y ningún sindicato hubiera firmado eso. En las cuatro normas que han sacado en distintas fechas, solo dice que «se seleccionará al personal más adecuado para ocupar el puesto de trabajo». Para ellos, el más adecuado es el que manda primero el correo. Habrá que mirar los currículos: el que tenga más formación, más experiencia laboral en el mismo puesto, el que tenga más titulación relacionada con el puesto… ¿Y me dices tú que la persona más adecuada es la que mande antes el correo? Nos está tomando el pelo.
-¿Cuál es la forma legal de acceder a la Junta de Andalucía al margen de las oposiciones?
-Primero están las bolsas. Una vez que se agotan, hay otro sistema selectivo que viene en nuestra normativa, que es ir al Servicio Andaluz de Empleo (SAE), que elige a cinco candidatos por puesto vacante. Esa documentación la recibe la consejería de turno, que se tiene que reunir con los sindicatos y se puntúan el currículo y los méritos. Y el que tiene más puntos se lleva el puesto.
-La excusa para hacer estas contrataciones exprés es la urgencia por la pandemia…
-Eso es mentira también. Hay contratados exprés que están tardando un mes en tomar posesión. Yo dije en una mesa sectorial que las 1.000 plazas habría que adjudicarlas de forma provincializada. En una semana, nos hubiéramos puesto las pilas, Administración y sindicatos, y lo habríamos sacado adelante con los criterios de mérito, igualdad y capacidad.
-¿Ha podido haber unos candidatos que se hayan enterado antes que otros de las convocatorias exprés?
-En cuanto al personal funcionario que recibe los correos, no se está enchufando a nadie. Porque los correos entran por orden de llegada y los compañeros solo se limitan a registrar la información de esos correos. Pero es verdad que da pie a que los ciudadanos piensen que se esté enchufando a gente. Eso sí, algunos compañeros están registrando ese proceso con la nariz tapada, porque es opaco. Nosotros pedimos que ese sistema de selección se parara, pero desde Función Pública nos dijeron que no, porque eran órdenes «de arriba». Y entonces fuimos a los tribunales. Y ahí está el informe de la Fiscalía. También dijeron que hacían las convocatorias exprés para «la recuperación económica de Andalucía». Y se han convocado plazas de archivero, arqueólogo, conservador del patrimonio… que no sé si tienen mucho que ver con la recuperación económica de Andalucía. Y si era por urgencia, no se sostiene, porque los trámites están tardando muchísimo.
-¿Ha dejado la gente de confiar en la Administración pública por culpa de la corrupción política?
-Después de 37 años de un régimen en Andalucía, el funcionario estaba muy ilusionado con el cambio, porque se abría una puerta a la esperanza de que se acabara tanta corrupción y tanto enchufismo que tan mala imagen da a la Administración. Y esta esperanza se ha convertido en una gran decepción y aquí da igual la afiliación sindical que tengas. No se han cumplido las promesas y esto sigue igual y, en algunos aspectos, peor. Cada vez se negocia menos a nivel sindical. Ellos dicen: «Dadnos tiempo». Pero ya va para dos años de gobierno de PP-Cs y no ha habido cambios sustanciales. Todavía nos deben las cuatro pagas que nos quitaron cuando sobrevino la crisis anterior. Han tenido dos presupuestos para haberlas incluido y no han querido. Nos fueron sustraídos unos derechos que todavía no se nos han devuelto. Se está perdiendo una oportunidad histórica de sanear la Administración y acabar con el enchufismo. Y, si tú mantienes a ese personal enchufado, estás siendo cómplice de la corrupción. Están buscando algún resquicio para mantener a ese personal.
-¿La decepción que está generando el Gobierno de Moreno Bonilla en la población destruye por completo esa vieja teoría de que es buena la alternancia de partidos a la hora de gobernar un territorio?
-La alternancia política es sana para la democracia y en Andalucía, por desgracia, estuvimos 37 años sin esa alternancia. Tuvimos un cáncer en la Administración por estar tanto tiempo en manos del mismo cortijo y esta gente de ahora lleva dos años ya y no ha hecho nada. Han dicho muchas cosas y, al final, nada. Han dejado los chiringuitos de acogida. Y, con la pandemia, ha habido una especie de rodillo impresionante. Aquí el Estado de Derecho se ha convertido en un Estado de Decreto, igual que en Madrid.