Los funcionarios de la Junta de Andalucía están indignados. Sienten que la Junta les ha puesto de escudo para una guerra contra el Gobierno central y que, por eso, la sociedad se ríe de ellos. La ocurrencia de poner cursos de mindfulness (una forma de meditación de raíces budistas)en el catálogo de tareas que los empleados públicos pueden contarse como tiempo trabajado los rebajó, creen, les ha rebajado a la categoría de chiste nacional. Ellos reivindican que no hacen las normas, las cumplen. Que dedican su tiempo y esfuerzo a que la administración funcione, incluso haciendo horas de más.

Artículo completo del Diario ABC